martes, 11 de enero de 2011

Vacío

No sé si será un asunto meramente hormonal.
Tengo que confesar que ando más sensible de lo normal y de lo que me gustaría, veo películas, oigo frases o leo libros y de repente lloro, me llega mucho sentimiento así de repente, lloro un poco y luego me calmo.
Tal vez sea sólo ése el hecho de que sienta éste vacío en el pecho.
Voy a la escuela y veo sólo desconocidos, gente ajena. Había oído mil veces aquello de "rodeado por tanta gente y al final me siento sola(o)" y ahora me pasa a mí.
Igual en el supermercado, en la calle, en mi edificio. Gente con la que ni siquiera puedo platicar en mi idioma.
Extraño a mi mamá y a mis hermanos. Ver en mi mamá una nueva arruguita y darme cuenta que el tiempo pasa y yo no estoy ahí con ellos.

Cuando estábamos en el aeropuerto despidiéndonos me entró una angustia terrible, sofocante.
Y no quería venirme, es la verdad.
Mi mamá, que al principio me pidió mesura "para que Robert no se sintiera mal" cómo me ha de haber visto que al final me dijo que si lo que quería era quedarme, que me quedara con ella, que ahí siempre tendré una casa a la cual llegar.

Y yo lloraba y S sudando la gota gorda por que creía que el vuelo saldría sin ella y con cara de "pero niña apúrate que se nos va el avión" y le pedí a R que por favor atravesara con ella el control, que en un momentito los alcanzaba. Y R seguro para que no me estresara más se la llevó, pero nunca olvidaré su carita volteando a verme a cada paso. Se veía triste.

Al final claro que no me quedé, R pasó el control y se quedó ahí parado viéndome, esperando. Mi lugar es con él.

Pero últimamente me siento mal. Me falta todo. Me falta la luz y el sol, me falta el ruido, la gente, los puestos en la calle, la música salsa a todo volúmen, la comida con masa de maíz, me falta el color. R miraba la televisión y me decía soprendido que parecía un circo; le tuve que dar la razón mientras veíamos "Atínale al precio" viendo a la gente gritar eufórica "Peso!, peso! peso!" me preguntó si me lo podía imaginar a él o a cualquier conocido sueco gritando eufórico "Krona! krona! krona!" en algún programa, nada más de imaginármelo me hizo soltar una carcajada. Claro que no.
Qué irónico; lo que más me gusta de aquí: el silencio, la tranquilidad, el orden, hoy día es lo que más me hace extrañar mi país.

Me han dicho que así es la primera vez que uno regresa, después ya no se quiere devolver. Que la primera siempre es la más dura. Y vaya que si lo fué! Como patada de mula. Ojalá se pase pronto éste sentimiento.

Trato de no demostrar nada por obvias razones, pero obvias razones me conoce bien y a veces se da cuenta y veo que lo lastimo.