Mormor

La persona en quien había confiado y padre de su hijo la había defraudado y se había ido de su lado. Ella se dedicó en cuerpo y alma a trabajar para ese niño pequeño renunciando al amor. Creía que ya ningún hombre la tomaría en serio. Eran los inicios de los años 40's.
Sus amigas le dijeron que no era justo que pensara así, la invitaron al baile de esa noche y le dijeron que ahí habría alguien para ella. Al llegar estaba muy escéptica hasta que el hombre más hermoso que ella había visto la invitó a bailar, bailaron una, dos canciones y ella no pudo más. Estaba segura que en cuanto le revelara su verdad, aquel hombre tan guapo la despreciaría, se fué del lugar sin siquiera despedirse.
Las amigas del trabajo le recriminaron su actitud al día siguiente y le dijieron que volverían nuevamente al lugar y seguro que él estaría ahí para ella. Entre renuente y con una esperanza en el corazón, aceptó.
Efectivamente, lo volviò a encontrar. Bailaron toda la noche, solo ellos dos. "Esta vez ya no te dejaré ir" le dijo él. Y nunca lo hizo. Estuvieron casados 50 años.


Esa historia es la que yo escuché una vez, traducida por mi suegra, contada por su mamá. Y es la historia que han escuchado todos los miembros de la familia incontables ocasiones.
A la mamá de mi suegra le gustaba mucho contarla últimamente, hasta que su voz se fué apagando poco a poco. El día de ayer ella partió a buscarlo a èl otra vez. Él ya la estaba esperando.
Quien sabe, tal vez ahora mismo los dos estén bailando nuevamente.